LA DEFENSA SOCIAL pa. que las madres matan a sus hijos, para devorarlos, y a la inversa; que la agricultura haya vuelto al arado de madera, que las fábricas estén abandona. das, que no haya suficientes cárceles ni prisiones, y que los obreros duerman “en un espacio de ataúd.” Nó, honorables legisladores: con el proyecto que se discute no vamos a abolir los derechos del hom- bre, no vamos a realizar obra reaccionaria; vamos simplemente a armonizar, en los asuntos a que se refiere, la libertad y el orden; a defendernos contra las amenazas y maquinaciones de una tiranía cos. mopolita, la más odiosa y la más sangrienta que ha registrado la historia. Tranquilizaos, pues, ahora, como os lo dije cuando os propuse, a fines del año pasado, que aprobaseis el proyecto de defensa social sobre la inmigración y expulsión de extranjeros perniciosos, que no ha comprometido la libertad de nadie, que no ha com. prometido la libertad de ningún hombre digno de ser libre. Que se tranquilicen también nuestros amigos y colegas de dentro y de fuera de la República, que en nuestras manos no se apagará, nó, la antorcha de la Libertad, porque por nuestras venas corre anu- dada, ardiente y generosa, la sangre de los más ilustres próceres, que hicieron posible y fecunda y harán perdurable la obra del Gran Libertador ! Al terminar el senador Uribe su discurso, todos los miembros de la mayoria del Senado abandonaron sus puestos para ir a felicitar efusivamente al orador. Inmediatamente el Senado aprobó el proyecto y por 27 votos contra 10 manifestó su valuntad de que fuera Ley de la República.