Full text: La defensa social

ANTONIO JOSE URIBE 
sufrimientos de estos pobres pueblos, más indigen. 
tes ahora que nunca, puesto que han rehusado el 
alimento del alma, a tiempo que les falta el alimen. 
to del cuerpo! La cuestión que divide los hombres 
de nuestros días no es una. cuestión de formas po- 
líticas sino una cuestión social: saber quién triunfará, 
si el espíritu de egoismo o el espíritu de sacrificio: 
si la sociedad habrá de ser sólo una grande explo. 
tación en provecho de los fuertes, o la consagración 
de cada cual al bien de todos, y especialmente a la 
protección de los débiles. Hay muchos hombres que 
tienen demasiado y que desean adquirir más; y hay 
muchísimos otros que no tienen lo suficiente, que no 
tienen nada y que quieren tomar lo que se les niega. 
Entre esas dos clases se prepara una lucha, lucha te- 
rrible; de un lado, el poder de oro; del otro, el po. 
der de la desesperación. Entre esos dos ejércitos 
enemigos debemos lanzarnos, si no para impedir, a 
lo menos para suavizar el choque. Nuestra condición 
de jóvenes nos facilita este poder de mediadores, 
que la condición de cristianos nos impone.”' 
Inspirándose en la vida y en las obras de Oza. 
nam, así como en los admirables trabajos posteriores 
del gran sociólogo, hombre de ciencia y hombre de 
Estado, Federico Le Play, y especialmente en. los 
del grande Obispo y parlamentario de Maguncia, 
Guillermo Manuel de Ketteler, doctor y campeón 
de vanguardia de las aspiraciones católicas socia- 
les en Alemania, otro gran adalid de la Iglesia rea. 
lizó en Francia, durante el último tercio del siglo 
pasado, por más de treinta años, en el parlamento, 
en las asociaciones y en la prensa, una obra ma. 
ravillosa y fecunda, que culminó en las mejores le.
	        
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